¿Cuántas veces hemos dicho eso de "Me he quedado nueva" al salir de la ducha?
Cada día nos damos una ducha rápida, sin tiempo para pensar en lo que estamos haciendo. Yo lo hago en modo automático, pensando en mil cosas a la vez; tengo que llamar a Paqui, ¿he apuntado la cita con Teo?, mamá me ha pedido una máscara de pestañas y no la he buscado todavía, mañana hay que entregar el contenido para que lo revisen, no me ha llegado el material para la acción del mes que viene...
Pero luego está la "potiducha" de la semana. Esa ducha más lenta, consciente y llena de mimos que siempre me obligo a reservar. Y cuando acabas, te pones ropa limpia y te sientas delante del ordenador con algo fresquito para beber, eso ya es otra historia.